En diferentes conversaciones con mis clientes a veces sale a colación un tema muy recurrente. ¿Por dónde empezar?. La respuesta siempre es la misma; los altavoces lo primero.

Para un aficionado con recorrido, hay que partir de la base del equipo actualmente configurado con mayor o menor acierto por él mismo así como adhesión al concepto y forma de reproducción musical. La historia de un altavoz inapropiado es muy similar en muchos clientes. Cuando actualizamos equipo, ¿por qué dejamos el altavoz para el final? ¿por qué gastamos cantidades ingentes en amplificadores, fuentes… y sin embargo nos resistimos en cambiar a un altavoz de alta gama?

Considero que una parte de esta tendencia proviene del difícil proceso de selección de los altavoces. Una vez acostumbrados al sonido de nuestro altavoz este se convierte en nuestro referente de neutralidad. Es comprensible que a menudo se detesta iniciar de nuevo la búsqueda de un nuevo altavoz, sin mencionar de abordar esas otras complicaciones inherentes al proceso; el factor económico, el WAF y los problemas o novedades acústicas del binomio sala/altavoz. Sin embargo, no saben que elegir un altavoz realmente bueno es más fácil de lo que parece.

Los altavoces son el elemento mas difícil de diseñar, es la fuente de mayor distorsión y coloración del sistema. Es un componente mecánico que convierte la energía eléctrica en lo que escuchamos. Los altavoces realmente buenos, son una ventana abierta completamente neutral donde no se escucha el recinto, los agudos no sobresalen y una nota baja es tan holográfica y tangible como un instrumento en el rango medio.

En resumen, cuando pasas de tu antiguo altavoz a uno de alta gama, es probable que sea el cambio más dramático que hayas experimentado, lo que define la apertura del sistema, la exención de coloración y la transparencia es el altavoz, ahí es donde debemos hacer el mayor esfuerzo para evitar que se convierta en el punto débil del sistema acústico.

No hay atajos, una vez haya realizado el movimiento pronto se dará cuenta cuan importantes son y lo bueno que era su sistema.

Saludos cordiales.

Blas Oliva